Incendio de la Academia de Guadalajara

Así relataba el ABC del lunes 11 de Febrero de 1924 el incendio que ocurrió la madrugada del sábado al domingo día 10:

LA ACADEMIA DE INGENIEROS DESTRUIDA POR UN INCENDIO

Guadalajara 11 , 9 mañana. Poco después de las doce de la noche del sábado se declaró en el edificio que ocupa la Academia de Ingenieros militares un incendio, que desde los primeros momentos adquirió gran incremento e hizo temer  por el magnífico palacio. Él siniestro comenzó en lugar contiguo al cuarto de arresto, y se propagó con extraordinaria rapidez a la cubierta del edificio, que, siendo de madera, viejísima, ardió en pocos minutos, quedando así toda la parte alta convertida en una inmensa hoguera.

 
 

 

Un incendio rápido, voraz, alimentado por el fácil combustible de viejas maderas – la Academia tenía ya mas de 90 años y la estructura , entramados y gran parte de los suelos eran de ese material-  que avivado además por un fuerte vendaval que sopló durante la noche,  destruyó completamente varios edificios de La Academia de Ingenieros. Pese al esfuerzo inmenso de Oficiales, Cadetes y Tropa, auxiliados por paisanos que acudieron y,un par de de horas mas tarde también de los bomberos de Madrid no lograron reducir la magnitud del siniestro. La falta de medios y sobre todo de agua fue determinante.

Destruida la biblioteca

Mas de 28.000 volúmenes, públicamente inventariados y celosamente archivados ardieron, entre ellos, cientos de manuscritos de proyectos, teorías  y memorias.

Era una de las mejores de España

Como ocurrió

El fuego fue detectado a media noche, en la segunda planta sobre el Salón de Retratos, la alarma fue dada desde los cuartos de arrestados, con toda probabilidad debía llevar horas propagándose por los desvanes pues una vez dada la alarma se observó que la extensión y rapidez de propagación era enorme, en media hora ardía todo el edificio, afortunadamente y gracias al derrumbamiento de un muro de piñón de éste el fuego no se propagó al cuartel de San Fernando. El fuerte fuego produjo el hundimiento de los tejados, lo que obligó a extremar la precaución en las tareas de extinción y evacuación del material.

Participaron en estas tareas todos, jefes y oficiales de la Academia, Aerostación y Talleres, alumnos de todos los años y soldados de los distintos servicios, se repartían la labor de atender al material de extinción; de aislar los edificios contiguos y desalojarlos; de proceder, en una atmósfera sofocante e irrespirable, a salvar material de los gabinetes de Química y Comunicaciones y libros de la Biblioteca—que arrojaban por las ventanas—. Llegó un momento que la atmósfera irrespirable y calor insoportable les obligaron a desistir.

Lo que se perdió

Quedaron totalmente destruidos: los gabinetes de Cons­trucción, Topografía, Química, Mineralogía, Fotografía y Física y Sala de Dibujo. La Biblioteca, el Archivo, el Salón de Actos, todas las clases, cuartos de arres­tos y dormitorios. Los pabellones del Director (Coronel Barranco) y Teniente Coronel.

Lo que salvaron

Al inicio del incendio el alférez TOPETE – héroe de Tifaruín- acompañado de los alumnos, Arteaga, Garcia Mouriño, Lapuerta y otros, acudieron a las Sala de Banderas y comenzando por salvar la Bandera, fueron desalojando totalmente las salas de Armas y de Juntas y los despachos y oficinas de Dirección, Estudios, Detall y Caja.

Solamente después de los trabajos de los bomberos de Madrid y antes del hundimiento del techo, se pudieron retirar varios retratos de los colocados últimamente y , según publicó el Memorial de Ingenieros de Mayo de 1924, el lienzo del cuadro de «La imposición de las corbatas al Regimiento de Ingenieros». (Sin embargo este lienzo quedó troceado y en muy malas condiciones, parece ser que quedó guardado en Cuatro Vientos hasta después de la guerra civl, siendo totalmente irrecuperable). Gracias al agua pudo también salvarse el artístico medallón con el busto del insigne general Zarco del Valle, hecho por el coronel en situación de reserva D.Nicolás de Pineda. La decidida actuación del alférez Topete junto con varios alumnos evitó que las llamas se propagaran al Hospital. 

Se salvaron: los gabinetes de Fortificación, Dibujo y Comunicaciones (de éste solo los aparatos), sala de Armas, Botiquín, Sección de tropa, ganado y todos los despachos, oficinas y documentación. No alcanzó el incendio al Picadero, ni a las dependencias situadas en el patio de las Acacias: clase de Electricidad y motores y gabinetes res­pectivos. Tampoco afectó al material del Batallón por hallarse los Par­ques uno (Telégrafos) cerca del Picadero en locales del cuartel viejo, y él otro (Zapadores, Alumbrado y Radiotelegrafía) en un barracón de la Huerta.

Demolición y desescombro

Entre los trabajos indicados el que despertó mayor curiosidad fué el derribo de la torre. Los muros sobre que descansaba – viejas mamposterías de mortero pobrísimo – al faltarles el arriostramiento de las viguerías amenazaban ruina; y los desprendimientos y grietas aumentaban de un modo alarmante. 

El oficial encargado de hacerlo fue el Capitán Sarmiento.

Desmontaron el reloj, amarraron unos cables auxiliares paray abatirla por tracción, empleando la menor cantidad posible de explosivo para no producir daño en las casas próximas.

Se colocaron cuatro hornillos de 500g de dinamita en cada uno de los contrafuerte, en los mechinales dejados por las vigas quemadas en el piso inferior se pusieron otros seis, de 100 gramos; Una vez explosionadas las cargas se procedió al derribo mediante la tracción de los cables amarrados al efecto.

El día después...

Pese a lo aparatoso y extenso del incendio sólo hubo que lamentar que dos enfermos graves del hospital fallecieron al ser evacuados a lugar mas seguro y dos bomberos de Madrid heridos leve.

En el frontispicio  se mantuvo limpio y brillante el letrero Academia de Ingenieros de Ejército.  El régimen escolar se restableció en unos días reanudando las actividades en locales ofrecidos por la Diputación y el Instituto, la iglesia de San Gil fue utilizada para guardar material recuperado.

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